Una ruta curiosa, diferente, con novedades, por una zona por la que no habíamos ido nunca y que nos ha sorprendido muy gratamente. Temíamos que el día fuese muy caluroso, ya que acababa de empezar el verano y veníamos sufriendo unos cuantos días de calor, sin embargo gracias a que refrescó la noche anterior y se mantenía una brisa, que nos acompañaría a lo largo del recorrido, no padecimos el calor de la vega de Madrid.
Salimos temprano, como corresponde, y llegamos a Titulcia donde tras esperar un rato tomamos el autobús que nos llevaría a Villaconejos. Una vez allí buscamos la calle Toledo que daba salida del pueblopor el camino del silo. Ese camino sale dirección noroeste y tras unos 3 km acaba en la cabecera del barranco. La primera sorpresa que nos deparó este camino es que en su margen izquierda encontramos una pequeña cueva utilizada al parecer por unos monjes Carmelitas hace más de 300 años como bodega y posteriormente, durante la guerra civil, como refugio. La entrada forma un arco y se introduce bajo una loma que forma el terreno.
Tras los 3 km recorridos, y siempre en dirección noroeste, llegamos a la cabecera del barranco donde se encuentra la fuente de villacabras. Un pequeño chorro que, aún a a estas alturas del año, todavía brota con cierto caudal. A partir de ahí un estrecho camino baja por el lateral izquierdo hacia el fondo del barranco, adentrándose en la espesura y sin presentar continuidad. Ante esta situación nos planteamos si seguir y para ello nos fuimos adentrando poco a poco en la maleza rodeados de matorrales, cañizos, zarzas y demás vegetación que dificultaba nuestro paso, además de pequeñas charcas con extensos depósitos blancos de yesos y otras llenas de un lodo nauseabundo que olía a azufre. A medida que nos adentrávamos el banco se hacía más angosto, en algunos puntos con anchuras de unos 2 m a 3 m, y unas paredes laterales de 20 a 30 m. A veces en estas paredes encontrabamos oquedades que parecían excavadas algunas y otras naturales, que parece ser se utilizaban para recoger las aguas minero medicinales que allí brotan.
Seguimos por el fondo del barranco hasta que la maleza nos lo impidió, momento en el que hubo que salir por un lateral, subiendo por una pendiente a gatas hasta que llegamos a la parte alta. Allí encontramos un camino que recorría la margen izquierda por el que anduvimos una media hora. Momento en el que pudimos bajar de nuevo al barranco para terminar, no sin antes también tenemos que abrir paso entre los cañizos más altos que cualquiera de nosotros.
Al final el barranco se abría formando un pequeño valle que acababa en las llanuras de la vega del Tajuña. Pero aquí no acabaría todo ya que antes de salir justo al punto de abandonar el barranco encontramos un árbol, el único árbol alrededor, muerto, extraño,... AH!
Tomamos el camino de la cubilla en dirección noreste hacia las lagunas de San Juan, lugar de obligada visita para aquellos que gusten de avistar aves. Allí aprovechamos para reponer fuerzas comiendo y descansando un rato. Después volvimos por el mismo camino hasta la carretera M320 que nos llevaría hasta Titulcia. En el pueblo nos refrescamos en la fuente que hay cerca de la parada de autobús lo que nos ayudó para volver a casa frescos.