Si, si, si, huelga insistir, una vez más, por n-ésima vez, que hoy (el 22 de febrero) se conmemora mundialmente y entre toda la hermandad scout el día en el que, tanto B.P., Jefe Mundial y fundador del Movimiento Scout (razón por la que en ciertos países anglosajones se denomina al día de hoy Founder’s Day o Día del Fundador), como su mujer Lady Olave, Jefa Mundial de la Asociación Mundial de las Muchachas Guías y las Guías Scouts (y por la que las Asociaciones de Guías denominan World Thinking Day), vinieron al mundo y etc, etc, etc…., el cual, nosotros convenimos en llamar Día del Pensamiento Scout.
Pensemos por un momento en la trascendencia que el escultismo ha tenido entre la juventud mundial, desde hace algo más de 100 años, y tiene como herramienta y doctrina no impuesta, que permite una expresión libre de pensamientos, palabras y acciones en pro del bienestar del prójimo, el aprendizaje mediante la acción, en la naturaleza como escenario más propicio para cultivar la personalidad, el espíritu y la fortaleza física, valorando el esfuerzo realizado y en un entorno motivante.
Pensemos en cómo se vertebra esta formación a través de tres principios, tres virtudes, diez artículos y una promesa de compromiso para con todos y uno mismo. Elementos que, sacados fuera del contexto del escultismo en el que se presentan, podría decirse que son, deseables, recomendables incluso imprescindibles, para la educación de cualquier persona en el respeto a la sociedad en la que convive, al entorno natural en el que se desarrolla, y a su propio cuerpo hacia un crecimiento físico y moralmente saludable.
Pensemos en cuan propicio sería que nuestro vecindario, barrio, ciudad,… se preocupase, aunque fuese por un breve instante, por practicar escultismo. En nuestras manos está que, poco a poco, crezcan las semillas que plantamos y se dispersen por doquier y para con los demás.
Ahora es el momento de pensar lo que queremos para nuestros niños y jóvenes, ellos son con los que estamos día a día, no como una mera compañía, supervisión o vigilancia, sino a su lado, hombro con hombro, trabajando, luchando, esforzándose, aprendiendo y enseñando,… motivando, como el adulto que participa en “el gran juego”, de la misma forma que se lleva haciendo desde hace mucho tiempo. Nosotros lo llamamos escultismo tradicional por basarse en la Ley y Promesa Scout, tal y como fueron formuladas en el modelo original ideado por BP para el movimiento scout, que exige el Compromiso Personal por su honor para acatarlas fielmente. Esta doctrina se materializa en una forma de vida, basada en la vivencia de la Ley Scout, que se adopta bajo palabra empeñada en la Promesa Scout por nuestro honor.
Pensemos en que se llame como se llame, los elementos con los que contamos, las herramientas de trabajo y los destinatarios son los mismos en todas partes: principios, virtudes, ley, promesa, uniforme, raid, corte de honor, gran clamor,…, muchachos, si ellos (¡!); y se engranen como se engranen, para producir un resultado satisfactorio para ellos, se llamará universalmente escultismo.
Pensemos en que lo importante de todo esto no es cómo se denomine o la forma de llevarlo a cabo, sino en lo que estamos creando como escultores o alfareros de unos muchachos para que, en muy poco tiempo, casi sin darnos cuenta, se conviertan en unos ciudadanos capaces, dispuestos a trabajar comprometidamente por su felicidad y la de los demás, por un provecho del esfuerzo y del servicio, por un equilibrio justo en la sociedad y un esmerado cuidado por donde nos encontramos, estamos un ratito y luego lo dejamos: nuestro mundo.
Pensemos en nuestros muchachos
Pensemos en el escultismo
Pensemos en nuestro mundo
Carlos S.L.P.S.
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